Isla de Ons. En mi reencuentro con la isla de Ons no podía faltar la visita al castro de la parte sur. El hecho de que hayan abierto un camino -con lo que no estoy de acuerdo, conste- para llegarse hasta él permite cruzar dos líneas de murallas, dejar atrás un foso, plantarse en el segundo (en la foto) y estar al lado del enorme murallón. Y no estoy de acuerdo porque que cualquier indocumentado pueda llegarse hasta ahí y no entender lo que ve es mucho riesgo en este país. El castro se podía ver hasta ahora -y admirar- desde un centenar de metros de distancia, y la panorámica era preciosa y perfecta.
La pregunta sigue siendo por qué de levantó ese murallón hacia los acantilados, cuando cualquier ataque resultaba imposible desde ahí y sí desde el otro lado. Todo apunta a que la respuesta es que se irguió para parar los vientos atlánticos, que de amables no tienen nada fuera del verano. ¿Hay otra?