Duio. En Duio, al lado de Fisterra, se extendió una ciudad entre real y mítica: Dugium, que acabó -y ahí está esperando una excavación en regla- bajo la arena. Y Dugium fue cristianizada, faltaría más, y ahí se alza ahora una iglesia ante la que pasa un tramo tan maravilloso como falso del Camino de Santiago: la prolongación de la ruta jacobea entre Fisterra y Muxía. El 10 de septiembre del 2014 publicaba esto, que denunciaba el lamentable estado estético de un punto tan emblemático. No se puede decir que no haya sido paciente ni que tenga ojeriza a nadie y lo persiga. Casi cuatro años y, como se ve en las fotos, todo sigue igual. ¿Para cuándo una conciencia estética gallega? Porque lo más avanzado que tenemos es sin duda el enorme esfuerzo que está haciendo la Xunta para poner coto al feísmo, con el impagable esfuerzo contrario de numerosos alcaldes y cientos de miles de vecinos. Parece ser que no tenemos remedio.
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